Elecciones Municipales y Lucha por la Ciudad Democrática

Por: Pedro Franco

Con el mismo énfasis de Henri Lefebvre en los albores de la insurgencia de Paris de 1967-68, ante los 393 aspirantes a encabezar el ámbito municipal como alcaldes o directores, planteamos la urgencia de asumir normativas concretas en protección al derecho a la ciudad y el territorio, a la vivienda digna en suelo seguro, reivindicado por movimientos sociales y ciudadanos como la posibilidad en que la gente vuelva a ser dueña de la ciudad, como lo han hecho Ciudad México, Barcelona, Brasil, entre otras.

Durante este proceso electoral municipal que ya culmina, se han producido importantes intercambios, más que debates, entre distintos candidatos y candidatas, pero salvo acepciones, casi todos han hablado de la misma ciudad, la del sector inmobiliario, la del polígono central, en el caso del Distrito Nacional, y residenciales, en general dotados de servicios; pero a menudo han obviado la otra ciudad, la de las periferias, los callejones, los desalojos, donde sobrevive y que ha hecho la gente sin derechos; la ciudad vulnerable, donde se dificulta o no funciona el sistema y los equipamientos urbanos.

En el Distrito Nacional, pocos han prestado atención a la criminalización de Los Guandules y Domingo Savio y los violentos desalojos allí producidos. Naturalmente, además de la rectificación de la irresponsable conducta del Estado, hay intereses poderosos que deben ser tocados en pro de soluciones, como los Vicini para lograr acuerdos que permitan a las familias de la circunscripción 3 por fin vivir en paz tener derecho a la titularidad del suelo donde se asentaron pacíficamente, y así vivir con dignidad. Las autoridades municipales deben asumir la defensa de sus ciudadano, y cuando menos aun sea papel mediador para lograr acuerdos en el sentido señalado.

Pero esta falta de derechos es el ABC de todo el Gran Santo Domingo, y la realidad es más cruda mientras más periférico son los asentamientos humanos, sino preguntemos en Brisas del Este, Valiente, La Caleta, Boca Chica, Isabelita, Los 3 Brazos, Haina, Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste, entre una hilera interminable de sectores.

Y es que la ciudad no son solo los monumentos históricos, sus edificaciones e infraestructuras, elevados, metros y espacios de recreación y esparcimiento que resumen la modernidad. Las ciudades son sus gentes, su ciudadanía, y es importante crear espacios para su participación decisoria en la elaboración/ discusión de las políticas, en las tomas de decisiones y en la ejecución de las mismas.

No podemos soñar con una ciudad perfecta, libre de los conflictos ni exclusiones. Reconociendo esa realidad es que los gobernantes deben proponerse políticas que permitan superar esas inequidades. De ahí la importancia de las políticas públicas asumidas por el poder político, diseñadas con esa amplia mirada participativa, pero comprometidas con las transformaciones, no con parchos o remiendos mal hechos.

En nuestro país, más de dos terceras parte de la población reside en las zonas urbanas, de ahí que la ciudad y el territorio merecen gran atención.

El Foro Ciudadano, PolétikaRD y un conjunto de organizaciones sociales han organizado los encuentros con autoridades que han parido unos Acuerdos/Compromiso los cuales consideramos deben ser saludados y apoyados. Pero no basta.

El Gobierno Central, sabemos,  ha despojado a los municipios de muchas de las atribuciones que históricamente les corresponden. En tal virtud, no solamente es válido un pacto con las autoridades municipales, sino también la de todos a una incidir sobre el Poder Ejecutivo y sus instituciones, extendiendo a ellos estos acuerdos.

No obstante, para que esto no sea letra muerta, es muy importante, y más que esto trascendente, involucrar de manera protagónica a los movimientos sociales, y estos  debían tener muy clara y precisa su misión; sus compromisos con unos reclamos y un programa avanzado comprometido con transformaciones sociales en beneficio de la ciudadanía.

Las siguientes nos parecen como reivindicaciones fundamentales que debían promover los movimientos sociales dominicanos en el ámbito municipal:

  • Compromiso de las autoridades municipales con la discusión y consulta ciudadana de un estatutos de derechos para la ciudadanía, la “Carta Municipal por el Derecho a la Ciudad y el Territorio”, la cual debe reconocer el Derecho a la Ciudad. La Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad puede servir de punto de partida, en tanto ya ha sido asumida por varias ciudades.
  • Reconocer a los Productores Sociales de la Vivienda y el Hábitat, como la gente que con sus propios recursos y sacrificios construye la ciudad. Pues no solo el sector inmobiliario bancario es productivo y construye, la gente humilde construye ciudad, y por tanto es productora social del hábitat. Al igual que los inmobiliarios, este sector precisa de financiamiento y el crédito estatal, ya directo a la familia o de manera organizada, a través de cooperativas. Uruguay y FUCVAM son un tremendo ejemplo.
  • Compromiso con el Reconocimiento de la Vivienda Adecuada en Suelo Seguro, tal como lo consagran, la Constitución de la Dominicana en su artículo 59, el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 11.1 del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
  • Compromiso con la aprobación de una Ley de Vivienda, Hábitat y Asentamientos Humanos; la asignación presupuestaria de 1% del PIB al área de vivienda y la Creación de un Fondo Nacional al Financiamiento de la Vivienda Popular, como desde hace 50 años existe en Uruguay, Meca del cooperativismo.

El próximo 16 de febrero en curso, llegara a su término esta coyuntura electoral municipal. En cuatro años más podremos hacer la evaluación final de los pactos compromisos que han sido posibles, pero la dinámica de los movimientos sociales debe seguir siendo la de la evaluación en proceso, la acción propositiva y la protesta ciudadana cuando las circunstancia así lo aconsejen como una necesidad.

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