«Espero que mi hijo no sea ingeniero porque la IA, en unos 15 años, será capaz de programar»

Prepárese porque dentro de unos años -no se crea que muchos- el mundo no será tal y como hoy lo conocemos. Si no se lo cree, lea «Inteligencia artificial: 101 cosas que debes saber hoy sobre nuestro futuro», de Lasse Rouhiainen. Sólo los que estén preparados sobrevivirán en un mundo dominado por los datos.

Quienes aún anden despistados, han de saber que la inteligencia artificial (IA) es la capacidad de las máquinas para usar algoritmos, aprender de los datos y utilizar lo aprendido en la toma de decisiones, igual que lo que hace un humano. Pero la IA no necesita descansar, puede trabajar ininterrumpidamente y mucho más rápido (es capaz de obtener conocimientos y habilidades en los que el ser humano tardaría años) y, además, su margen de error es mínimo.

Para afrontar los nuevos desafíos, el autor apuesta por tres líneas de trabajo: reeducación de millones de personas que se quedarán sin trabajo debido a la IA; tratar el uso ético y moral de las tecnologías y robótica
y trabajar en la prevención de las posibles adicciones tecnológicas y demás trastornos a los que estaremos muy expuestos.

Él, de momento, ya se ha puesto manos a la obra. De hecho, con respecto a su hijo, de cinco meses y a quien le dedica el libro, espera que no sea ingeniero «porque la IA, en unos 15 años, será capaz de programar», asegura Lasse Rouhiainen durante la entrevista con ABC. «Lo mejor es que se conozca a sí mismo, desarrolle su inteligencia emocional pero también la resiliencia, relaciones y capacidad de reflexión. Si además sigue las nuevas tendencias, podrá ser cualquier cosa», asegura. Un consejo que extiende a todos los jóvenes. Y es que en su libro analiza cómo será el mercado de trabajo del futuro. La realidad es que habrá empleos en los que los humanos serán reemplazados por los robots, principalmente aquellos que los que se hace poco uso de las cualidades humanas como la e
mpatía, la comunicación compleja, el coching o la creatividad.

Un estudio realizado por la Oxford Martin School agrupó, por categorías, los empleos menos probables de ser reemplazados por robots: los que requieren el uso de las manos (dentistas, bomberos); los que exigen creatividad (coreógrafos, directores de artes) y los que requieren percepción social (enfermeros, sacerdotes).

El mercado laboral del futuro
La inteligencia emocional, la empatía, la perseverancia o el entusiasmo serán, entre otras, las habilidades que el ser humano tendrá que desarrollar para el mercado laboral del futuro, donde las empresas exigirán empleados con capacidad para resolver problemas, creativos, capaces de detectar tendencias o con mentalidad empresarial. Es decir, características que los robots jamás desarrollarán. Por ello, en las ofertas de empleo empezaremos a ver cada vez más diseñador de chatsbots, coach en adicciones tecnológicas o asesor de estrategia de IA.

Pero no será lo único que tengamos que hacer. «La única manera de sobrevivir es con el aprendizaje continuo. Y la IA nos puede ayudar mucho», asegura. Pero para ello hay que cambiar prácticamente el actual sistema. Objetivo complicado pero no imposible.

En 2017, Emiratos Árabes Unidos se convirtió en el primer país del mundo en crear un puesto de ministro para la IA, tal y como recuerda el autor en su libro. Dinamarca, en 2017, se convirtió en el primer país en designar un embajador de tecnología. En España, no hay partido político que lleve en su programa electoral algo relacionado con la IA. «Es un error y una gran preocupación porque los políticos van a tener que tomar muy pronto, el año que viene o al siguiente, decisiones sobre IA muy importantes. El problema es que si no se han preparado en este aspecto, tomarán resoluciones de una manera rápida, sin pensar y eso no es bueno», apunta Lasse Rouhiainen. Por eso, insiste en la necesidad de formarnos ahora para que, cuando llegue el momento, seamos capaces de tomar buenas decisiones.

Las empresas, por su parte, sí están avanzando más en este largo camino de la IA. Pero estas también cambiarán su forma: la nueva tecnología propiciará el nacimiento de pequeñas compañías en las que ya no hará falta contratar a varias personas, con el consiguiente ahorro. Los pequeños profesionales subcontratados por las grandes empresas tecnológicas son la clave. Estos pequeños «freelancers» son el futuro. «Cualquiera, desde su casa, puede crear una ‘app’ basada en IA que puede usar una gran compañía», ejemplifica el autor, que no duda en animar a los jóvenes a emprender gracias a la democratización de la tecnología. «Hay una tendencia que me gusta mucho y que es una realidad: cada vez más, todas estas tecnologías están propiciando que personas pequeñas puedan empezar a hacer grandes cosas».

EE.UU. y China, líderes en IA
Pero justo estamos viviendo un momento de desconfianza en cuanto al tratamiento de datos por parte de las grandes compañías tecnológicas. Y es que la IA no es nada si no tiene datos con los que trabajar. El experto entiende el hastío de los usuarios. «La gran parte de nuestros datos están en algún servidor de Facebook o Google y no es algo bueno.En Europa la gente está muy cansada mientras que en EE.UU. parece que dan la batalla por perdida. Es un asunto que hay que tomar muy en serio, que exige debate y ver qué soluciones tomar», apunta. De ahí, una vez más, la necesidad de formarnos antes de que nos «pille el toro». Solo así dispondremos de una regulación competente.

«También hay que preguntar a los políticos que votamos qué decisiones van a tomar con respecto al tratamiento de las bases de datos», apunta Lasse Rouhiainen, que opta por tener una parte de los datos libres y disociados. «Gracias a eso se puede avanzar en la IA y todo el mundo, no unos pocos, como sucede ahora, podrán acceder en igualdad de condiciones para futuros desarrollos», apunta. Por ejemplo, una base de datos de salud pero sin nombre ni apellidos. «Una posible solución es el ‘blockchain’», recuerda el experto.

China y EE.UU. son los países que, en la actualidad, lideran la carrera de la IA, que es también un arma de doble filo. «Putin dijo que el país con mejor IA gobernará el mundo. China, de hecho, es el único país que ha elaborado un plan de futuro para los doce años siguientes. El problema es que ambas potencias, en vez de colaborar, están compitiendo por ver quién es el mejor». Y es que la IA puede convertirse en un arma. «Si los dos países sumaran sus esfuerzos para curar el cáncer, por ejemplo, sería genial. Pero están centrándose en el desarrollo de armamento militar. Eso hay que evitarlo. La IA no debería usarse para fines negativos», concluye.