Con solo 33 años, es inusualmente joven para el cargo. La oferta fue hecha a medianoche, solo unas horas después de ser votada AKK presidenta, en un apartado del Hallenmeister, donde se celebraba la fiesta tras la elección. Ziemiak, tras una breve llamada telefónica a su mujer, aceptó cambiar de bando y fue votado ayer a primera hora con el 62,8% de los votos. AKK demuestra así haber aprendido de la trayectoria de Angela Merkel, que también eliminó con patadas hacia arriba a varios de sus opositores para hacerse con el control.
«Una presidencia no puede actuar sola, necesita un fuerte equipo», dijo AKK al presentar al resto de la directiva, en la que figuran personalidades tan continuistas y fieles a Merkel como Volker Boufier, Julia Klöckner, Armin Laschet o Ursula von der Leyen. A excepción de Ziemiak, la renovación generacional brilla por su ausencia. El único foco de resistencia es el ala económica del partido. El presidente de la Asociación Económica de la CDU/CSU, Carsten Linnemann, se dirigió ayer así al candidato fallido: «Friedrich, te necesitamos, sigue con nosotros». Y al igual que los representantes de la patronal presentes en el congreso, felicitó a AKK con cierta frialdad. Algunos de ellos se sirvieron del apretón de manos para recordar la urgencia de una reforma fiscal que alivie a las empresas.
El candidato del Partido Popular Europeo (PPE), el bávaro Manfred Weber, ha llamado en Hamburgo a combatir a la ultraderecha «unidos» y a desmarcarse de las consignas populistas. Se refería a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que definió como «el partido del Brexit para nuestro país». La familia conservadora alemana «debe mantenerse unida» y «dejar de lado» sus diferencias internas, añadió, en alusión a los disensos persistentes entre la CDU y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y pidiendo a sus correligionarios defender «la estabilidad» de la coalición de Gobierno entre el bloque conservador de Merkel y sus socios socialdemócratas. «Aspiro a ser el próximo presidente de la Comisión Europea para dirigir a Europa hacia un futuro estable», dijo, antes de citar al alto endeudamiento de Italia y las corrientes ultraderechistas como «los más graves problemas».
Y aún después de dejar la presidencia del partido, Merkel ganó una batalla más, la del respaldo al Pacto Mundial para la Migración de la ONU, que calificó como «de interés nacional» y que fue respaldada por la mayoría de los delegados del congreso. Con el documento bajo el brazo, Merkel viaja hoy a Marrakech, donde la ONU posiblemente adoptará formalmente el texto.