ONUSIDA también calcula que, en 2017, tres cuartas partes de las personas con VIH (75%) conocían su estado con respecto al virus, en comparación con solo dos tercios (67%) en 2015. Además, 21,7 millones de personas que viven con VIH (59%) tenían acceso a terapia antirretroviral en 2017, más que los 17,2 millones de 2015.
El informe apunta que, aunque el número de personas que viven con el VIH y tienen carga viral indetectable ha aumentado en alrededor de 10 puntos porcentuales en los últimos tres años (47% en 2017), 19,4 millones de personas que viven con el VIH aún no tienen controlada su carga. Este dato no es baladí, porque se ha demostrado que las personas con carga viral indetectable no pueden transmitir el virus por vía sexual.
Coincidiendo con este informe, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también ha hecho públicas las cifras del VIH y sida en Europa y los datos arrojan un dato preocupante: la epidemia del VIH y sida está descontrolada en Europa del Este. Más de 130.000 personas, de los 160.000 que han sido diagnosticadas de VIH el año pasado, lo fueron en Europa del Este, la tasa más alta de la región. La buena noticia es que el número de nuevos casos en Europa Occidental disminuyó.
«Es difícil hablar de buenas noticias debido al número inaceptablemente alto de personas infectadas con el VIH», denuncia Zsuzsanna Jakab, director de la oficina regional de la OMS.
Ya en julio, ONUSIDA advirtió en julio que la complacencia estaba suponiendo u n problema en el control de la epidemia mundial.
La Región Europea de la OMS está formada por 53 países con una población mixta de casi 900 millones. Alrededor de 508 millones de los que viven en los 28 estados miembros de la Unión Europea, además de Islandia, Liechtenstein y Noruega.
Es difícil hablar de buenas noticias debido al número inaceptablemente alto de personas infectadas con el VIH
El informe señala que una de las razones de la persistencia del VIH en Europa es que muchas personas infectadas con el virus se diagnosticaron tarde. Otro dato singular es que la epidemia en Europa es desproporcionadamente masculina: el 70% de los nuevos casos de VIH diagnosticados en 2017 se produjo en varones.
Tampoco España puede sentirse orgullosa de los datos presentados por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. En 2017 se han notificado un total de 3.381 nuevos diagnósticos de infección por VIH, una cifra que se mantiene constante en los últimos años. Según comentó la presidenta del Plan nacional de Sida, Julia del Amo, durante la presentación del Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato asociada al VIH, «el número de nuevo diagnóstico es inaceptablemente alto. Tenemos muchos retos por delante en prevención».
Se estima que actualmente viven en España entre 140.000 y 170.000 personas con infección por el VIH, de las que casi una de cada cinco (18%) no está diagnosticada.
Y, al igual que en Europa, la mayoría de los casos se produjeron en hombres (84,6%) y la mediana de edad al diagnóstico fue de 35 años. Un 29,3% de los casos tenía menos de 30 años en el momento del diagnóstico y un 14,8% tenía 50 años o más.
El número de nuevo diagnóstico [en España] es inaceptablemente alto. Tenemos muchos retos por delante en prevención
El modo de transmisión más frecuente fue el sexual. El 54,3% de los diagnósticos se produjeron en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y el 28,2% en heterosexuales (15,1% en hombres y 13,1% en mujeres). La transmisión en personas que se inyectan drogas supuso el 3,1% del total de casos.
Un 36,1% de los nuevos diagnósticos realizados en 2017 fue en personas nacidas fuera de España. Entre las mujeres, este porcentaje ascendió al 57,3%. Las regiones de origen más frecuentes fueron Latinoamérica y África Sub-Sahariana.
Y un último dato para pensar. Todavía a día de hoy el 47,8% de los nuevos diagnósticos en el año 2017 se realizó de forma tardía.
Pacto Social
«El Gobierno está firmemente comprometido con la eliminación de todas las barreras para la prestación de servicios de prevención y tratamiento del VIH», aseguró ayer la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, durante la presentación del Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato asociada al VIH.
El Gobierno recoge así el desafío que supuso la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas aprobada en junio de 2016 en la que señala claramente que hacer frente a la discriminación y al estigma es un elemento fundamental en la respuesta a la infección.
Se asume el compromiso de generar marcos jurídicos, sociales y normativos con un objetivo doble: por un lado, se busca la eliminación del estigma y la discriminación, uno de los mayores problemas, según el informe de ONUSIDA, para el control de la epidemia de VIH y sida en el mundo. España asume el compromiso común y universal de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. «La plasmación de este compromiso tiene un horizonte temporal: poner fin en 2030 a la epidemia de VIH y sida», señaló Carcedo.
El Pacto Social es uno de los objetivos del Plan Estratégico de Prevención y Control del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, actualmente vigente y prorrogado hasta 2020. El Plan es una iniciativa impulsada en el año 2011 desde la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida y a lo largo de 2017 y 2018 se ha actualizado el texto y se ha remitido para su revisión a profesionales del ámbito del VIH, representantes de los Planes de Sida de las CC.AA., ONG, sociedades científicas, sindicatos y universidades y Administración General del Estado.
Favorecer la igualdad de trato y de oportunidades de las personas con VIH; trabajar en favor de la aceptación social; reducir la estigmatización en las personas con VIH; y generar conocimiento que oriente las políticas y acciones frente a la discriminación, son algunas de las líneas de actuación establecidas en el Pacto Social para lograr los objetivos marcados.