Todos los sondeos confirman la misma sentencia: entre un 72 y un 80% de los franceses tienen mala o muy mala opinión del presidente de la República.
Según el sondeo de ayer mismo, realizado por Ipsos para el semanario París Match, el hundimiento de Macron ha terminado arrastrando a su primer ministro, Édouard Philippe: ambos tienen un 73% de opiniones negativas.
Según el mismo sondeo, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon está al frente de los partidos que «mejor» encarnan la oposición política, AN y FI, según un 34% de franceses.
Los Republicanos (LR, derecha tradicional, huérfana de Nicolas Sarkozy) y el PS, son percibidos como partidos de una oposición «floja», poco o nada «visible». Apenas un 20 o un 10% de franceses los consideran como «verdadera oposición».
En intenciones de voto, cara a las próximas elecciones europeas del mes de mayo próximo, el partido de Marine Le Pen, AN, se cotiza como el primer partido de Francia, con un 21% de intenciones de voto, a primeros / mediados de noviembre. Detalle político capital, el PS, solo tiene un 7,5% de intenciones de voto, 13,5 puntos menos que la extrema derecha.
La República En Marcha (LREM, el partido de Emmanuel Macron) tiene hoy un 19% de intenciones de voto, seis puntos más que LR de la derecha tradicional.
Con un 11% de intenciones de voto, la extrema izquierda de FI sigue instalada en el puesto de primer partido de la izquierda y cuarto partido nacional.
A seis meses de las próximas elecciones europeas, esas intenciones de voto pueden evolucionar, sin duda. Y quizá evolucionen, claro está. Pero se trata de una «radiografía» muy gráfica de las inestables relaciones de fuerzas en la Francia angustiada por la crisis de los chalecos amarillos.