Las guerras internas de Irán

En la misma semana en la que la revolución islámica ha cumplido su cuarenta aniversario, aumenta la presión internacional y doméstica en torno a las autoridades religiosas de Teherán. Estados Unidos organizó una cumbre de dos días en Polonia sobre «estabilidad y paz» de Oriente Medio que terminó con un llamamiento abierto a la guerra contra Irán como única solución para la estabilidad regional. Mientras estadounidenses, israelíes y saudíes reforzaban su alianza en Varsovia, el terror volvió a golpear la frontera sureste de la república islámica y 27 agentes de la Guardia Revolucionaria murieron en un atentado suicida reivindicado por el grupo salifista Ejército de la Justicia. Al noroeste (Kurdistán) y sureste (Baluchistán) del país se registran enfrentamientos armados con frecuencia y Teherán acusa abiertamente Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí de financiar y respaldar a grupos armados para intentar desestabilizar al sistema.

Las fuerzas de seguridad iraníes se enfrentan a la doble amenaza que forman el PJAK (Partido de la Vida Libre del Kurdistán, que es la facción iraní del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, PKK) y el Ejército de la Justicia (heredero del Ejército de Dios, desmantelado en 2012). Se trata de dos grupos armados que surgen de las minorías kurda y baluchi en un país donde la mayoría es persa. A esto hay que añadir el factor sectario, los suníes alcanzan apenas el 10 por ciento de un país de 78 millones de habitantes y la mayoría de ellos son baluchis o kurdos. Su lucha se mantiene en las zonas fronterizas de donde son originarios, pero siempre que tienen ocasión amenazan con llevar a cabo acciones en todo el territorio y, sobre todo, golpear en la capital para proyectar su causa a nivel internacional.

La última gran operación del PJAK se produjo el pasado verano cuando un comando kurdo atentó contra una base de la Guardia Revolucionaria próxima a la frontera con Irak. Once agentes iraníes perdieron la vida, Irán prometió venganza y un mes después atacó con misiles a una base de este grupo en Koya, en la zona kurda de Irak.

Frontera con Pakistán
Además de los kurdos, los baluchis también tienen un grupo armado y esta semana ha logrado asestar un duro golpe a la Guardia Revolucionaria cuando un suicida hizo explotar su coche al paso de un autobús en el que regresaban a sus hogares los agentes después de concluir su turno de vigilancia en una porosa frontera de 900 kilómetros. El Ejército de la Justicia ha incrementado sus acciones en los últimos meses y se ha convertido en un motivo de conflicto diplomático entre Teherán e Islamabad. Los iraníes acusan al país vecino de no hacer lo suficiente para combatirlos y denuncian que es al otro lado de la frontera donde tienen sus santuarios. Tras el atentado de esta semana la Guardia Revolucionaria amenazó con «castigar a los terroristas» al otro lado de la frontera si los paquistaníes no toman medidas de urgencia.

Mohammed Hassan Husseinbor , analista baluchi, del centro de estudios estrategico Arabian Gulf Centre for Iranian Studies (AGCIS), recogió en un reciente artículo que «los saudíes deberían persuadir a Islamabad de interferir en su apoyo a grupos que puedan ayudar a los baluchis de Irán… la alianza entre árabes y baluchis está muy arraigada en el Golfo para hacer frentre a la dominación persa».

El Ejército de la Justicia tomó el relevo de Jondolá (Ejército de Dios) en 2012 al frente de la insurgencia de la minoría baluchi. En octubre de 2009 un ataque suicida de Jondolá acabó con la vida de al menos 29 personas e hirió a otras 28 en la zona de Pishin. Esta operación golpeó directamente a la cúpula de la Guardia Revolucionaria que asistía a una reunión con líderes tribales suníes y chiíes de la zona.

Daesh
Los servicios de inteligencia trabajan también para evitar nuevos golpes del grupo yihadista Daesh, que atentó en dos ocasiones en el país en 2018. La última de estas acciones se produjo en Ahvaz, al suroeste, y 25 personas perdieron la vida tras el ataque de un comando contra un desfile militar que conmemoraba el inicio de la guerra lanzada por Irak y que se libró entre los años 1980 y 1988. La brigada aeroespacial de la Guardia Revolucionaria respondió con el lanzamiento de «seis misiles balísticos de medio alcance», que asestaron un «golpe final a 570 km de distancia», cerca de la localidad de Abukamal, en plena frontera entre Siria e Irak. La operación fue bautizada como «Golpe de Muharram» (el mes de duelo musulmán, especialmente celebrado por la secta chií que es mayoritaria en Irán) y tuvo como objetivo la «sede de los responsables del crimen terrorista».