En este sentido, el secretario de Estado de Defensa norteamericano, Jim Mattis, aseguró a los periodistas desplazados a la Casa Blanca que los soldados prestarán su apoyo a los 2.100 agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que ya se encuentran sobre el terreno en distintos puntos de la frontera, y que realizan las tareas, entre otras, de luchar contra la inmigración ilegal.
Mattis indicó además que para esta tarea se desplegarán un total de 5.764 militares, probablemente de la Policía Militar, equipados únicamente con porras y escudos, pero –recalcó– sin armas de fuego. Hasta ahora la directriz que tenían los efectivos desplazados a la frontera era únicamente repeler los ataques en caso de que estos se produjeran, pero la orden taxativa de Trump abre la puerta para que los soldados puedan emplearse con contundencia –solamente como antidisturbios–, si así se requiere, a fin de «proteger» a los agentes de Aduanas.
El coste de la operación asciende a 72 millones de dólares, pero según Mattis, esta cifra aumentará considerablemente, dado el nuevo contingente de efectivos.