El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, recibió la imponente escuadrilla de cuatro aviones rusos en el aeropuerto internacional de Maiquetía. «Nadie en el mundo tema por la presencia de los aviones logísticos que han pisado territorio venezolano, somos constructores de la paz, no de la guerra», aseguró.
En su abrazo con los aviadores rusos, Padrino expresó: «Bienvenidos a la patria del libertador Simón Bolívar y el comandante Hugo Chávez (…). Las relaciones entre Rusia y Venezuela han venido construyendo más que una cooperación, una amistad».
El sofisticado equipo bélico ruso está compuesto por unos cien pilotos, dos cazabombarderos Tupolev TU-160, conocidos también como «Cisne blanco», capaces de llevar misiles nucleares con un radio de acción de 5.000 kilómetros. Son los aviones de guerra más grandes de su tipo y fueron utilizados en Siria. Los complementan un avión AN-14 de transporte y carga militar, y un avión de pasajeros el Il-62.
El régimen de Maduro espera además la llegada de Irán de dos o tres destructores furtivos de nueva generación, que despistan el rastreo de los radares. El subcomandante de la Armada iraní, el contralmirante Touraj Hassani Moqaddam, anunció la pasada semana el envío a Venezuela de estas naves –con capacidad de portar helicópteros, lanzar torpedos y derribar aviones–, que podría durar cinco meses.
Pese a la llegada de estos medios, los expertos califican su presencia como «provocación» o desafío a Donald Trump, afirma Ramón Muchacho, exalcalde del caraqueño municipio Chacao,
El secretario de Estado de los EE.UU., Mike Pompeo, aseguró a través de Twitter que «los pueblos ruso y venezolano deberían ver esto como lo que es: dos gobiernos corruptos malgastando fondos públicos y aplastando la liberad mientras sus pueblos sufren».
Moscú, molesto con EE.UU.
La opinión de Pompeo molestó al Kremlin, que de inmediato rechazó las críticas. Dmitry Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladimir Putin, calificó esos comentarios de «poco diplomáticos» e «inapropiados». En declaraciones a los periodistas, aseguró que estas críticas suenan extrañas viniendo de un país donde «la mitad del presupuesto militar sería suficiente para alimentar a toda África». Por su parte, el ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, ha calificado de «insólito» que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, cuestione la cooperación en defensa con Rusia, recordando que Washington tiene bases militares en todo el mundo, recoge Ep.
Lo cierto es que la presencia de los bombarderos rusos en Caracas le hace un flaco servicio a Maduro en su intención de permanecer en el poder más allá del 10 de enero, cuando legalmente acaba su presidencia, pues el grueso de los países de la región piensa desconocer su nuevo mandato por ilegítimo, con o sin aviones rusos o destructores iraníes, dicen los analistas.