El abogado, Donald McGahn, que asesora al presidente en asuntos legales, le respondió que no es potestad del poder ejecutivo ordenar la imputación de nadie y que si procedía a hacerlo, se exponía a una demanda por abuso de poder que podría acabar con su recusación o ‹impeachment›.
Alarmado, McGahn pidió al equipo legal de la Casa Blanca que elaborara un memorando sobre los riesgos de semejante orden.
Esta revelación llega dos semanas después de que Trump relevara de sus funciones al anterior fiscal general [ministro de Justicia], Jeff Sessions, y le sustituyera por una persona de su máxima confianza, Matthew Whitaker, quien ocupa el cargo en funciones.
Sessions propició la investigación del fiscal general Robert Mueller sobre las conexiones de Trump con Rusia al recusarse por un conflicto de intereses. Este martes, Trump ha enviado por escrito sus respuestas a una serie de preguntas de Mueller, que ha presentado ya cargos contra 33 personas.
Trump quiere que la fiscalía abra otra investigación similar sobre Clinton, por su uso de un servidor de correo personal cuando era secretaria de Estado, y sobre Comey, por no presentar cargos contra la candidata demócrata por ello y por filtrar información clasificada a la prensa. Comey es uno de los testigos de la acusación en la investigación de Mueller.
Este mismo martes, los demócratas anunciaron que investigarán en la Cámara de Representantes el uso que Ivanka Trump, hija y asesora del presidente, hizo de un correo personal para comunicaciones oficiales en 2017, una práctica similar a la de Clinton. El presidente ha negado que ambos casos sean comparables. «No contenían información clasificada, como los de Clinton», ha dicho a los medios desde la Casa Blanca.