La Justicia saudí eximió de toda culpa a MBS, pero el caso sigue lejos de aclarase y el cuerpo del colaborador del «The Washington Post» sigue sin aparecer. El último lugar registrado por la policía turca fue una mansión de «un amigo cercano» del príncipe al que la prensa local identificó como Mohamed Ahmed A. Al Fawzan. El heredero salió de Riad para alejarse de la polémica, pero en Túnez se encontró con una respuesta a la que no está acostumbrado. El lunes el Sindicato de Periodistas del país organizó la primera movilización y descubrió un gran mural en el que se veía una foto de MBS con una sierra en la mano, el arma que usaron los agentes de su país, según las filtraciones publicadas, para descuartizar el cuerpo del periodista crítico con la casa real. En la parte inferior se podía leer: «No a la contaminación de la revolución tunecina».
Túnez era un estrecho aliado de Riad hasta 2011, pero desde la caída del régimen de Ben Ali los Hermanos Musulmanes han ganado peso en la escena política y se ha producido un giro hacia Turquía o Catar. El malestar en las calles llevó a las autoridades locales a organizar una visita de bajo perfil y sin rueda de prensa. Nada que ver con la anterior parada del príncipe saudí en Egipto, donde el general Abel Fatah Al Sisi puso toda la maquinaria mediática al servicio de una persona a la que calificó de «imprescindible» para la seguridad nacional. Por si las relaciones actuales no fueran lo suficientemente sólidas, el presidente recalcó su interés por fortalecer la cooperación con Riad al más alto nivel para «afrontar» la situación actual en Oriente Medio. Egipto y Arabia Saudí se han convertido en los dos principales aliados de Israel en una región en la que su objetivo común es frenar la expansión de Irán, considerado su mayor amenaza.