En esta ocasión, Rezgui buscaba llamar la atención sobre la falta de empleo que sufren los jóvenes en Túnez, un colectivo en el que el desempleo alcanza el 35%. «Si una persona consigue un trabajo gracias a mí, estaré encantado de que Dios le ayude», aseguró en su mensaje por internet. «Ya es suficiente, ocho años ya –continuó–. Te cansas de las promesas diarias incumplidas. Estas son solo mentiras. No pertenezco a ningún partido político. Tú te niegas a contratar a desempleados y prefieres corromper a los que ya tienen un medio de vida».
Que consiga su objetivo revolucionario está por ver, pero, por el momento, se han producido protestas contra la precariedad social y económica en distintas regiones. Este miércoles, la tercera jornada de enfrentamientos nocturnos entre fuerzas de seguridad y manifestantes se saldó con una decena de detenidos, según informa Efe.
El coronel mayor de la Guardia Nacional, Houssameddine Jebabli, negó este jueves a la prensa local que se trate de manifestaciones «pacíficas» y acusó a los participantes de utilizar cócteles mólotov y piedras contra una patrulla fronteriza y varios puestos de seguridad. Mientras, la policía judicial abierto una investigación para aclarar las causas de la muerte del periodista en Kasserine, en la que varias personas han sido interrogadas y podrían enfrentarse a los cargos de asesinato y no asistencia a persona en peligro.
Amenaza de huelga general
Por su parte, el Sindicato Nacional de Periodistas Tunecinos (SNJT) amenaza con una huelga general y acusa al Estado de «contribuir a transformar el sector mediático en un foco de dinero sucio que sirve a intereses particulares, sin control y sin respeto por las leyes y la normativa laboral».
Pese a la transición política que se abrió en Túnez, los problemas de económicos y de corrupción persisten. El Gobierno tuvo que pedir un préstamo por 2.500 millones de euros al Fondo Montenrio Intrernacional (FMI) a cambio de medidas de austeridad.