Por Roger Figueroa.
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”, Efesios 2:10.
Soy de los que creo que nadie fue creado tan sólo para nacer, desarrollarse y morir porque estoy seguro que después de venir al mundo tenemos eso que es definido como una dirección o sentido de vida, a lo cual le llamamos propósito.
Constantemente somos bombardeados por el sistema de este mundo: depresión, dolor, sufrimiento, ilusiones efímeras, violencia, malos pensamientos y un sinnúmero de problemas y dificultades que la vida no nos alcanzaría para resolver, pero al menos tenemos una esperanza viva que nos hace entender, no estamos en esta tierra para vivir en soledad, tristeza, esclavitud o amargura.
Mientras que unos no creen en la esperanza de que Dios puede cambiar las cosas y de que él hace mucho más de lo que imaginamos, de mi parte decido poner mi mirada en alguien que no veo pero que me ha demostrado su poder, amor y misericordia.
Su palabra dice que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, y esto nos deja como reflexión que aunque no seremos salvos por nuestras obras somos llamados a manifestarlas para que su nombre sea exaltado.
Al hacer visible esto, somos bendecidos y su palabra nos da el privilegio de ser más que vencedores. Pienso que es debido a que en un mundo lleno de maldad no es nada normal ser buena persona.
En esta humanidad, el nombre de bondad se lo ponen a la crueldad y viceversa, tratando de dañar el plan divino que Dios ya ha puesto en marcha, “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”, 2 Timoteo 2:19.
Una vida con propósito es vivir en libertad, es vivir como Dios quiere, haciendo su voluntad, dejando huellas de amor por doquier y sabiendo que él nos hizo y no nosotros a nosotros mismo (Salmos 100:3).
Una vida con propósito es dejar el odio, la envidia, la falsedad e hipocresía, es quitarse la máscara delante del Creador y abrazar su plan. Es volar con el mejor piloto sabiendo que nuestro viaje es seguro.
Hoy, que quizás sientes que tu vida es una pesadilla o que no tiene sentido, quiero dejarte saber que aunque te sientas solo/a, aunque hayas fallado o cometido el peor error de tu vida no eres un/a fracaso/a porque en Cristo puedes encontrar tu propósito.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11.
Amén