APRENDIENDO A VIVIR EN UN MUNDO SECULAR.

 

Santiago 4:4, I-Juan 2:15-17.

Por:  Héctor E. Contreras.

hector.contreras26@gmail.com

En una ocasión, se cuenta que un piloto se alarmó cuando escuchó el sonido de un roedor dentro del fuselaje del avión, indicando con esto que había una rata a bordo, la cual podría hacer mucho daño, royendo en lo que podría ser una línea del combustible u otra parte importante del avión. ¿La solución? Simple: subir a una altitud mayor a la que el roedor podía soportar. Se elevó hasta que cesó el ruido. ¿Cuál es la lección que podemos aprender de la actitud del piloto? La gente debe aprender que, vivir en un mundo separado de Dios y habitado por el mal,   debe elevarse en su espíritu y vivir a un nivel más alto, separado de la inmundicia y cerca de Dios, y así, al vivir en las alturas espirituales, el roedor de nuestras almas se aquieta, tranquiliza, porque nuestra altitud está por encima de su capacidad, y Dios nos da la debida sabiduría para hacerlo así.

 

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”, Santiago 4:1-4. La verdadera fe es humilde. Y la humildad es lo opuesto al orgullo egoísta que caracteriza la actual era de maldad en el mundo. El egoísmo es la esencia de lo mundano. Por tanto, mis amados, ser alguien centrado en sí mismo es estar enemistado con Dios. Cuando el apóstol plasma las palabras “Almas adúlteras”, está utilizando  términos metafóricos del AT para referirse aquellos que rompen sus promesas de amor y servicio a Dios, para seguir a los ídolos. Es algo ilícito en complicidad con el mundo y alejamiento y hostilidad contra Dios. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”, San Juan 15:18-19

En el capítulo 4 de esta carta de Santiago, éste utiliza palabras que significan “lujuria”. En el versículo 1, la palabra que escoge significa gratificación de los deseos naturales. De esta palabra nace el término “hedonismo”. El hedonismo es la filosofía que postula el placer como la meta primordial de la vida. Aunque el diccionario une el placer con el deleite o la satisfacción, la Biblia nos presenta un retrato muy diferente de la búsqueda del placer mundano. 

 

Uno de los problemas inherentes a la búsqueda del placer es la imposibilidad de alcanzar alguna vez la satisfacción completa. Santiago señala que, los malos deseos pueden ser tan fuertes que prácticamente se toma cualquier cosa para satisfacerlos. La Biblia está llena de ejemplos a tomar; uno de éstos lo encontramos en 2 Samuel 11, cuando nace el deseo carnal de David por Betsabé, al ordenar poner al esposo de ésta en lo más recio de la batalla con el fin de que éste muriera. Otro ejemplo lo encontramos en 1 Reyes 21, cuando el deseo de Acab por la viña de Nabot, lo hizo matar. Aún si el asesinato literal nunca entra en la escena, existe la idea del corazón . Los malos deseos han llevado a la gente a destruir la fama de otras personas para lograr sus fines. El hedonista puede lograr lo que quiere, pero realmente termina sin nada, porque una vez que la lujuria recibe lo que quiere, desea aún más. Se crea un círculo de desear más y más. Estos deseos crean un conflicto interno y externo. Interiormente, el que busca placer lucha con los deseos que jamás pueden satisfacer. Exteriormente, sus deseos no cumplidos crean conflictos en su vida. “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís”, verso 2. Esto implica que la satisfacción viene o llega, al buscar a Dios. Mientras que la búsqueda mundana del placer sólo nos lleva a la frustración y al conflicto. El que busca a Dios, encuentra la verdadera satisfacción, porque su vida depende de Él.

 

La Biblia es clara en cuanto a nuestra actitud hacia el mundo. “No améis al mundo”, 1Juan 2:15. Juan no se refería al mundo que nos rodea. Su amonestación va dirigida a amar a los que están en el mundo, para de esta forma poder apreciar la belleza del mundo que Dios creó. Juan se refería a las tentaciones que nos ofrece el mundo. ¿Por qué era tan enfático Juan acerca de no amar a este mundo? Hay tres razones, veamos: Primero, el amor por las cosas mundanas reflejan una falta del amor de Dios en el corazón, verso 15.  

Santiago mencionó que el amar a este mundo pone a la persona en contra de Dios, Santiago 4:4. Segundo, los deseos mundanos no se originan con Dios, verso 16. Esos deseos, que llamó Juan “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida”, son deseos que nacen de la naturaleza humana. Tercero, lo mundano no permanece, verso 17. Aquellos cuya sola preocupación es lo material, serán desilusionados. Gastarán su vida en lo que no es permanente; van hacia la destrucción repentina. Quienes están preocupados primordialmente con su condición espiritual y permiten que Dios controle su vida, vivirán eternamente.

 

No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vende lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, Lucas 12:32-34. Jesús aquí, habló de una actitud muy diferente hacia los bienes materiales de la que abrazó el rico insensato. En vez de abrigar una preocupación por la seguridad material, Jesús instó a sus seguidores a sentirse seguros en el conocimiento de que Dios supliría sus necesidades. Dios es un Dios que da, que está dispuesto a dar hasta su reino a los que le siguen, verso 32. El resultado de tal confianza no es acumular, sino dar, verso 33. La riqueza material no es un fin para lograr, sino una herramienta a utilizar. El dar con benevolencia, bendice al dador, proveyendo así un tesoro que permanece para siempre. “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, verso 34. En la medida en que tú inviertas tu tiempo y recursos en la obra de Dios, encontrarás que tu corazón se dirigirá siempre hacia Él fielmente, y tu relación con el Señor prosperará cada día. 

 

Volviendo unos versos hacia atrás de este capítulo 12 de Lucas, quiero señalar tres enseñanzas que se encuentran en los versos 22-31. Son las siguientes: Primero, Jesucristo indicó que la vida es más que los bienes materiales, verso 23. Existen cosas mucho más importantes que las posesiones por las cuales uno puede preocuparse. Segundo, Jesús instó que sus seguidores consideraran el cuidado providencial de Dios. Ilustró este cuidado con la naturaleza, mostrando la preocupación de por los animales, verso 24 y las plantas, verso 27

Con ambas referencias, Jesús mostró que el hombre es mucho más importante que estos dos ejemplos. Si Dios cuida de las aves y la vegetación, ¿cuánto más cuidará de tí? La preocupación es una locura, porque falla en considerar o confiar en el cuidado providencial de nuestro Dios. Y tercero, Jesús explicó la inutilidad de la preocupación. Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, en  Lucas 12:25-26, recordó a sus oyentes que nada se logra con estar ansiosos. Finalmente, nuestro Señor se refirió a la preocupación como mundanalidad, verso 30. La preocupación indebida por cosas materiales es mundana en el sentido de que no reconoce la presencia y el cuidado de Dios. La preocupación es lo opuesto a la fe. La persona que se preocupa por suplir sus necesidades personales por sí mismo, deja poco lugar para tener fe en Dios. Por tal razón, no es diferente del resto del mundo. Como el mundo, sus preocupaciones mayores no son espirituales, sino materiales. 

 

Aunque en la Biblia la riqueza aparece como un aspecto de las bendiciones y la aprobación de Dios, en el NT  añade un énfasis en la relación con la posesión y uso de la riqueza o el dinero como algo vinculado a la actitud del corazón y las motivaciones internas. Un corazón recto no sirve al dinero. El dios “Mamón” está íntimamente asociado al dinero. Nuestro Señor equipara el amor al dinero con el servicio al dios Mamón. El dinero debe ser manejado con cuidado y usado con sabiduría, no sea que el deseo de su posesión nos aparte de la verdadera devoción a Dios, nuestro Creador. Debes recordar que tu corazón sigue a tu tesoro. Pon tu tesoro donde quieras que esté tu vida. Evita colocar tus afectos y lealtad donde no debes a causa de tus posesiones. Aprende a vender las posesiones innecesarias, o que te aparten de Dios y aprende a dar; mientras más des, más te bendecirá el Señor. Recuerda: ¡Dios ama al dador alegre

 

Hoy mismo, 15 de Junio 2021, pude leer esto: “El que tiene lo bastante para hacer el bien a otros, es rico”. Thomas Browne, Ensayista inglés. Luego, el columnista del periodico El Día, el periodista Luis García, plasma las siguientes palabras: “El bien espiritual resulta muy superior a las cuestiones materiales, lo que puede entenderse sobre la base de que una gran fortuna puede dar demasiado a muchos”. Y añade don Luis: “Nuestro deseo desprecia y abandona lo que tenemos para correr detrás de lo que no tenemos”, Eyquem de Montaigne. Filósofo francés.  Dios les bendiga grandemente. 

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